En julio de 1999, a partir del convenio y de las obras iniciadas en la «Casa de la Cultura de Totora», el Gobierno Municipal de Tarata hizo conocer a la UMSS y a la Prefectura del Departamento de Cochabamba, su interés por generar una intervención patrimonial similar. Esta inquietud se fundamentó en la necesidad de conservar la arquitectura del conjunto urbano de Tarata, testimonio de la arquitectura de los siglos XVIII y XIX, visibilizada por los actores locales como un movilizador de identidad y desarrollo. Es posible resaltar que para ese periodo en el poblado ya se planteaban estrategias para fomentar el turismo, aprovechando la cercanía a la ciudad de Cochabamba y la constante afluencia de visitantes a la zona.
Así, a pedido del Honorable Consejo en pleno y del Alcalde Municipal de Tarata, se sugiere a la Prefectura Departamental de Cochabamba realizar un convenio mediante el cual se otorgaran fondos, para hacer el relevamiento, diagnóstico y estudios necesarios, la propuesta y luego intervenir un inmueble de propiedad municipal y de características patrimoniales.
Como resultado de la gestión conjunta del HAM de Tarata y del PRAHC-UMSS, se realizó y firmó un convenio en octubre de 1999, en el que participaron la Prefectura Departamental de Cochabamba, el Municipio de Tarata y el PRAHC-UMSS. La intervención propuesta al edificio, conocido entonces como sede de la Subprefectura, se planteó bajo el concepto de «Ejemplo Modélico» articulado a “…un Plan Piloto, bajo una visión prospectiva de convertir a Tarata y su área de influencia en un escenario posible para el desarrollo, en tanto centro intermedio turístico y parte de una red de visitas culturales”, de acuerdo a los planteamientos de Marina Sturich.
La casona intervenida se ubica en la Plaza Principal del poblado, en la esquina sureste. Se trata de una construcción de dos plantas que cuenta con un patio central, elemento generador del espacio y articulador de las habitaciones. Presenta un corredor adintelado y un zaguán o ingreso principal.
La construcción data de inicios del siglo XVIII y cumplió funciones de vivienda de importantes familias criollas tarateñas. Al igual que las casonas de ese periodo, era de una sola planta y recién un siglo después se añadiría un segundo nivel.
A mediados del siglo XX el inmueble, bajo la propiedad de la familia Jordán, pasaría a manos públicas, gracias a las gestiones realizadas por el diputado José Quezada, para cumplir funciones primero como Palacio de Justicia y después, a fines de la década de los 60’s, como Subprefectura. En esa última etapa sufriría diferentes modificaciones sustanciales, incluyendo la demolición y construcción precaria de la crujía este y el uso de algunos de sus ambientes, en la planta baja, como cárcel. Al momento de la intervención, funcionaban allí: juzgado, cárcel, policía, correo y subprefectura.
En ese marco, el año 2000 se inician los trabajos de rehabilitación. Su estado de descuido evidente se relacionaba con los procesos de empobrecimiento general de la región, con la poca capacidad de sus instituciones para mantener los predios a su cargo y con la cantidad de funciones simultáneas y contradictorias que cobijaba. Sin embargo, su situación céntrica y la predisposición de las autoridades locales, permitieron que las gestiones ante las autoridades departamentales faciliten el marco institucional y los desembolsos suficientes para sostener la ejecución del proyecto, bajo la responsabilidad del PRAHC-UMSS.